En el medievo, la arquitectura bizantina del este y el románico del oeste de Europa mantuvieron el típico arco romano de medio punto. Mientras tanto, la arquitectura islámica desarrolló para sus mezquitas y palacios un auténtico catálogo de variados arcos: ojivales, festoneados, lobulados, mixtilíneos y de herradura, entre otros. Alguno de ellos, como el de herradura, provienen de modelos romanos conservados y empleados por los invasores bárbaros (en este caso, por los visigodos). En la arquitectura musulmana en España el arco de herradura se apoya sobre delicadas columnas, lo que da lugar a un efecto de ligereza característico. La arquitectura gótica de Europa occidental se caracteriza por el empleo del arco ojival, cuyos mínimos empujes laterales permitieron adelgazar y dar mayor altura a los muros, incluso sustituirlos por grandes ventanales. Aparece así el típico espacio ligero, luminoso y vertical de las catedrales góticas. En el siglo XX, los arcos parabólicos de hormigón armado se han utilizado en todo tipo de edificios públicos.
Lenguaje: Español
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